UN ESPACIO ESPECIAL PARA DIOS EN MI HOGAR

Sandra De Hamzeh

Espacio habla de lugar y especial se refiere a importante, único, relevante. La historia de María, Marta y Jesús que se encuentra en Lucas 10 resume el anhelo de Dios por una relación simple y sin restricciones con sus hijos.

Tratemos de hacer continuamente espacio en nuestras vidas para lo que realmente importa. La Biblia dice en Lucas 10:38-42:

“Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! Marta, Marta le contestó Jesús, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará”.

¿Dónde está el “altar familiar” en las prioridades de tu familia? ¿Has hablado de la falta del mismo con tu cónyuge? Muchas veces olvidamos este importante tiempo familiar donde todos y cada uno tiene un papel fundamental. Velar por los niños, por el matrimonio, por la familia, es parte de este tiempo. Darle el primer lugar al Señor es vital para la salud de tu familia.

“Si te humillas, y te vuelves al Todopoderoso, y alejas el mal de tu casa, y si miras aun el oro más precioso como si fuera polvo, como piedras del arroyo, el Todopoderoso será entonces tu oro y tu plata en abundancia. Él será tu alegría, y podrás mirarlo con confianza”. Job 22:23-26

¿Qué significa alejar el mal de tu casa? ¿Erradicar los malos pensamientos? ¡Sí! ¿Dar una educación buena a tus hijos? ¡Sí! ¿Respetar y ser fiel a tu esposo/esposa? ¡Sí!… y también ser hombres y mujeres sabios que edifican su casa. Cuidar la vida espiritual de tu familia es cuidar de cada uno de sus integrantes.

Las familias en general sacaron a Dios de sus hogares y le dieron lugar a lo que les pervierte, destruye y corrompe. La condición para que la bendición del Señor se derrame sobre tu familia es que te vuelvas a él de todo corazón. Una vez lo hagas poseerás el poder para alejar de tu casa todo aquello que no edifica. Hoy es el día de volver a los brazos de aquel que fundó la familia. Hoy es el día de sacudirnos de toda perversión, dureza e insensibilidad y empezar a darle el tiempo, espacio y lugar que Dios se merece en nuestros hogares.